lunes, 2 de septiembre de 2013

TERESA (Armando Jose Sequera)


(De Mi mamá es más bonita que la tuya)

LA EDAD DE LAS MENTIRAS



Un día de fiesta, a eso del mediodía, mamá le preguntó a Teresa si había limpiado y arreglado su cuarto como le había ordenado, y mi hermana contestó que sí.
Pero al rato, cuando fue a llevarle unas sábanas recién planchadas para que cambiara las que tenía su cama, descubrió que el cuarto seguía desordenado y el piso sin barrer. 
—¡No me gusta que me mientas! –la regañó mamá–. ¡Yo, a tu edad, no decía mentiras! Pero hasta ahí llegó el regaño, porque mi hermana le preguntó:
—Mami, ¿y a qué edad empezaste?


NUEVO DE VERDAD

Cuando nació el bebé de Marta, la amiga de mamá, fuimos a la clínica a conocerlo.
Pudimos verlo a través de una vidriera, dentro de una cuna transparente, dormido.
Sólo tenía puesto un pañal y, alrededor de su cuna, había una luz encendida.
Del dedo pulgar de su pie derecho colgaba una etiqueta.
Viéndola, Teresa comentó:

—De verdad es nuevo: todavía no le han quitado el precio.


MI MAMÁ ES MÁS BONITA QUE LA TUYA

Un fin de semana, mientras regresábamos de una playa que está a más de 200 kilómetros de casa, mamá abrazó a Luís y, mientras le acariciaba el cabello, le permitió que durmiera, recostado sobre una de sus piernas.
Un rato después, Teresa quiso hacer lo mismo y se ubicó sobre la otra pierna. Mamá le acarició el cabello también e, igual, mi hermana se durmió.
Media hora más tarde, nos detuvimos a comer algo en un restaurante de carretera y mis hermanos despertaron.
En el restaurante, Teresa se sentó en las piernas de mamá y, desde allí, le dijo a Luís:
—Mi mamá es más bonita que la tuya.
Luís la miró extrañado y respondió:
—¡Es la misma!
—No, –replicó mi hermana–, cuando es mi mamá es más bonita que cuando es tu mamá.


CON EL MOTOR ENCENDIDO

Una noche en que papá llegó de dar clases y estaba muy cansado, se sentó a ver televisión y se quedó dormido.
Cosa rara, porque nunca había ocurrido, papá se puso a roncar.
Teresa abrió los ojos, asombrada, y le dijo a mamá:
—¡Ay, mami, tienes que apagarlo, porque se le quedó prendido el motor.


CUESTA ABAJO

En el colegio de Teresa llevaron como invitado a un cuentacuentos.
Uno de los cuentos que éste contó se refería a un paseo en bicicleta y, para hacerlo más real, le pidió a todos los niños que se acostaran en el piso, con las piernas al aire, y pedalearan con ánimo.
Como el cuento era muy largo, la mayoría de los niños se cansó, pero el cuentacuentos les pidió que siguieran pedaleando.
Sólo Teresa bajó las piernas y dejó de moverlas.
—Hey, niña, ¿por qué no estás pedaleando? –le preguntó el cuentacuentos–. Todavía no hemos terminado el paseo.
—Yo sé –respondió mi hermana–, pero es que ahora voy en bajada.


¿DÓNDE ESTUDIA PICASSO?

Un día en que Teresa, que entonces estudiaba segundo grado, salió de su salón de clases para el baño, tropezó en el pasillo con una maestra que llevaba una fotocopia de un dibujo hecho por Pablo Picasso.
Cuando mi hermana vio el dibujo, preguntó: –¿Quién pintó eso?
—Pablo Picasso –le respondió la maestra.
—¡Guao! –exclamó Teresa con asombro, llevándose las manos a la boca. ¿Y en qué grado estudia él?


PAPÁ A TIEMPO COMPLETO


Papá salió la otra tarde a comprar un libro y llevó con él a Teresa.
Hallándose en el cruce de una calle, mi hermana se volvió hacia una señora que estaba junto a ellos y le dijo, orgullosa:
—Él es mi papá.
—¿De verdad?
—preguntó la señora.
—Sí –contestó Teresa–, cuando no está trabajando en la universidad.

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